Entre los años 2017 y 2023, el Centro de Atención Integral para Niños, Niñas y Adolescentes en Consumo de Sustancias Psicoactivas (Cainnacsp) evaluó a 760 adolescentes, de los cuales el 40 % (303 pacientes) presentó adicción al cannabis o marihuana; 33 % al alcohol (254) y el 26 % resultó adicto a la nicotina a través de diferentes dispositivos de consumo (cigarrillo, hookah, vape). Otros cuatro pacientes admitieron ser adictos a la cocaína.
El 43 % de estos pacientes padecía de depresión; el 40 % mostró una conducta desafiante; 15 % trastorno disocial; otro 15 % trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el 9 % discapacidad intelectual. El 19 % (unos 147 jóvenes) presentaron patología dual, es decir, adicción y trastorno mental de manera simultánea.
Estos datos fueron compartidos por el psiquiatra Víctor Figueroa durante su participación en el V Simposio "Abordaje multidisciplinario de la adicción", coordinado por la Fundación Fénix, en conjunto con el Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud.
El galeno explicó que las historias de adicciones siempre tienen un trasfondo. Se estima que una de cada diez personas en el mundo desarrolla alguna adicción, siendo la franja etaria de 12 a 25 años donde se observan picos de ansiedad y de 16 a 18 años donde hay mayor inducción al consumo de sustancias.
Entre los factores que desatan las adicciones en los adolescentes, Figueroa citó: la necesidad de reafirmación, rechazo a la vida de adultos, susceptibilidad ante la presión del medio donde se desenvuelva, necesidad de transgresión, baja tolerancia a la frustración, familias disfuncionales y el 'presentismo', lo que definió como ese deseo de "querer todo, aquí y ahora".
A nivel biológico, estos jóvenes presentan un sistema límbico y una corteza prefrontal en el cerebro aún inmaduros, lo que los lleva a una inclinación a la recompensa inmediata, sin que sientan miedo ni midan consecuencias.
"Somos muy duros con las generaciones jóvenes, que más que críticas, necesitan orientación", dijo al concluir su ponencia.
Activación de dopamina
En tanto, el psiquiatra Rafael Johnson, en su charla "Neurobiología de la adicción", resaltó que al hablar de adicciones no solo se circunscribe a alcohol y drogas, sino que puede incluir comida, pornografía, videojuegos, entre otros elementos que activen la dopamina, la que definió como "hormona del gozo".
"Todo lo excesivamente gratificante, que produzca euforia o calmante puede ser adictivo", aseguró.
"Los mecanismos cerebrales de recompensa son primitivos, son los que te llevan a la supervivencia, vivimos en la recurrencia de la búsqueda del placer y por eso hay una alta incidencia de recaídas. La adicción es una enfermedad cerebral, no da fiebre ni dolor. El ser humano mucho antes de ser razón, es emoción", detalló el director clínico del centro Clarium.
Johnson planteó que el gran desafío no es hacer que el paciente deje de consumir, sino la modificación mediante un equipo multidisciplinario de sus hábitos y características, "algo que se construye todos los días".
"El fin es modificar patrones de conducta, la capacidad de gestionar emociones y sentimientos, aprender a tolerar el dolor, la incomodidad y psicoeducar a toda la familia para que cada quien asuma su rol", agregó Diane Bisonó, presidente de la Fundación Fénix.